Estamos en una fiesta que no nos ama. Al final, la fiesta deja
caer su máscara y se muestra como realmente es: una estación
de cambio de trenes. Fríos colosos sobre raíles en la niebla.
Una tiza ha garabateado en las puertas de los vagones.
No se puede mencionar, pero aquí hay mucha violencia
reprimida. Por eso son tan pesados los detalles. Y es tan difícil
ver lo otro que también existe: una mancha de sol que cambia
de sitio en la pared de la casa y resbala a través del inconsciente
bosque de rostros centelleantes; una cita bíblica que nunca ha
sido escrita: "Ven a mí, porque yo soy tan contradictoria como
tú."
Mañana trabajo en otra ciudad. Susurro hacia allá a través de la
niebla matinal que es un cilindro negriazul. Orión cuelga encima
de la capa de hielo. Hay un grupo silencioso de niños esperando
el autobús escolar, niños por los que nadie reza. La luz
crece lentamente como nuestro pelo.
Tomas Tranströmer “Para vivos y muertos”. Ed. Hiperión
Imagen, Saul Leiter