miércoles, 30 de diciembre de 2009

CINE INDEPENDIENTE


"Sueño de una noche de invierno" de Goran Paskaljevic

Impactante. Te deja tocada. Los diálogos son como disparos. Van al grano, a la herida directamente. La utilización del fundido en negro a cada secuencia, crea la sensación de irreversibilidad, de no vuelta atrás. Es una visión desesperada. Realmente un sueño de noche de invierno. Al despertar, la oscuridad y el frío, siguen ahí. Sientes la dureza de esas vidas a cada minuto. Todo lo que cuenta, sale de dentro. No es una pose estética.

Cine independiente lleno de sinceridad, fuerza y desesperación. Cine donde no hay confort sino riesgo. Donde se saca a la luz con furor y con pasión la fragilidad, la lucha, la desolación, el intento de ser feliz y la destrozada dignidad del ser humano. Que habla sobre el abismo de la existencia, de nuestro vacío y de la necesidad de amor. De los desgarros que este mundo injusto e imperfecto infiere sobre las mismas generaciones de desheredados y perdedores. Cine que nos salvará por vernos en esos mínimos gestos filmados que son nuestros mínimos gestos que reconocemos en lo más profundo de nuestro ser. Porque nosotros también estamos solos, nosotros también cruzamos por pueblos lluviosos buscando un lugar donde asentarnos, nosotros también perdemos en la vida y en el amor. Necesitamos este tipo de cine en el que confiar, en el que no veamos el negocio, la industria de lo perennemente absurdo, estereotipado y falso.

domingo, 27 de diciembre de 2009

29 DE ENERO DEL 2002, DE OLGA NOVO


QUERIDA mamá: estoy aprendiendo a ladrar.
une saison en enfer. repite conmigo Une-Saison-En-Enfer.
mis treinta generaciones analfabetas Yo estoy aprendiendo a ladrar.
marcar un nunca territorio con la epiglotis
como un can como una perra cualquiera
emperrarme hasta volver en mí en can entonces pronuncio
Walt Walt
Walt Whitman mamá.

estoy aprendiendo a ladrar.
me pongo de culo al sol me agarro a una azada e
intento imitar el canto del cuco del cuco de culo al sol entonces
mi garganta se exprime de dolor
y aúllan como nunca los futuros posibles que nos abomban las venas
como un cazo de leche vertiéndose en el fuego.

los ojos de mi amor llevan dentro
el tintineo de los cencerros unocontraotro unocontraotro
de la novena sinfonía de Gustav Mahler
mamá.

y yo te miro a los ojos a los ojitos estás tan cansada
pero yo no y aquí
es el momento de la furia can
escucho con atención la campana de cris
tal de tus sueños incumplidos
como una escultura delicada de Brancusi
de Cons tan tín Brancusi.

una y otra vez el corazón tan grande
como una seta enorme el otoño eres tú auh auh auh loba
aquí me tienes bailando gritando saltando
una maestra gutural un volcancito gutural
como Virginia Woolf como Virginia Woolf como Virginia Woolf.

te miro las manos podría lamerte las cicatrices de las manos
hasta que dieran luz
y curarte las hernias discales con un solo verso alejandrino
con una sílaba de centeno crudo con un oh-là-là y después después
contar una por una tus canas enraizadas en las edades del mundo
tu lengua plantígrada mamá
podría incluso reestructurarte la osamenta
con el implante de una canción anarquista.

a veces siento el dolor sedimentándose
lámina
por
lámina
como la pizarra: es un esguince emocional clavado en la nuca
y para ladrar así a veces es preciso llorar yodo
sajarme las rodillas con una guadaña hasta ver el sol tan cerca
a tres centímetros del iris
mamá
yo tenía que mamar de tu médula
asombrar al mundo cuando te baja la compasión a las caries
y a los pechos
caídos
de cansancio.

para poder ladrar yo tenía que roer durante años
tu alergia al polen a los vilanos de los chopos
tu anemia circulando en sentido inverso por la sangre
tendría que ir contigo a enterrar a tu hermano de veintisiete años y
apretar la mandíbula para no partirme la lengua
con su tuberculosis mamaíta.

sé muy bien que para poder ladrar
tendría que ir contigo a mi infancia
y verme a punto de morir deshidratada
y rogarle a la virgen en la que no crees
que me devolviese a la vida de tres meses y medio
y soldarme en tu regazo para siempre
como una pieza de hierro de tu vientre.

no pienses que no sé que para poder ladrar
tendría que ir contigo a las últimas horas
de la abuela Carmen agarrada a las cuatro puntas de su pañuelo
y a tu bazo.

yo sé muy bien sé todo
que para aprender este ladrido
al fin hicieron falta
mil mujeres lavando sin cesar en el río de Saá
y mil arando y dos mil cosiendo y cinco mil
recogiendo leños y raíces en mitad del monte y Tú
sobre todo tú plantando pinos en una sierra inmensa
desaprendiendo cuanto eres
agujereando tus dudas.

Querida mamá: estoy aprendiendo a ladrar.

alguien me ve abriéndome la mandíbula hasta hendirla y digo ya
ya ladro ouh como el perro no no
como Camille Claudel como Camille Claudel como Camille Claudel
como Camille mamá en el marmol
como Camille
como Walt Whitman Walter Benjamin voy mamá
voy hacia ti
voy yo voy
alta
alta
auh...


Pintura de Camille Claudel por Cathia Hamel


HIPNOSIS GENERAL



"No vemos ni oímos a los que sufren y lo más terrible de la vida sucede entre bastidores. Todo está en calma y en silencio, sólo protesta la muda estadística: tantos locos, tantos cubos de vodka bebidos, tantos niños muertos de hambre...Probablemente ese orden es necesario; probablemente las personas felices se sienten bien sólo porque los desdichados llevan su carga en silencio; sin ese silencio, la felicidad sería imposible. Es una hipnosis general."

Las Grosellas, Anton Chejov