Imagen, Vanessa Winship
lunes, 14 de marzo de 2011
Con el alma atravesada
"Viví en las granjas hasta los 13 años. Era una niña solitaria dentro de una familia solitaria. Mientras mi hermana jugaba con mis primas, yo prefería cruzar los campos. (...) Con el alma atravesada por sombríos, enigmáticos alelíes que, sin embargo, eran felices. Yo tenía una inquietud adentro que no se me fue nunca. Algo que empezó cuando tenía 4 años. Es algo indescifrable. No lo sé explicar. Yo, que hasta ese momento estaba integrada al mundo, quedé como sola. Y empezó a vivir en mí una especie de ansiedad.” Marosa di Giorgio
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10 comentarios:
"Yo tenía una inquietud adentro que no se me fue nunca."
Recuerdo algo parecido, era muy solitaria, pasaba las siestas enteras mirando los árboles esperando que Dios se manifieste, esperaba una señal. Mi inquietud era existencial y no tanto, pero no podía explicarlo. Hoy, alejada ya de eso, muchas veces me siento sola, una parte de mí nunca se integró al mundo. Pero ese es otro cantar!
Pero mirá qué lindo esto que dice Marosa! sus poemas suelen ser muy cargados para mi gusto. Acá se la nota mas en paz (en esta reflexión)
muy lindo.
A los 4 años descubrí el sentimiento de culpa por vez primera. Mi madre me llevaba en brazos y llovía. Se patinó y para no dejarme caer, se dejó caer. Había una piedra en el piso y se cortó la rodilla. Esa imagen se me marcó para siempre en algún sitio del alma; hasta que un buen día, yo llevaba a mi niña en brazos (estábamos en España de paseo) y me caí. También llovía y también, para no dejarla caer, hice un mal movimiento con la pierna y me esguincé la rodilla. Con el tiempo se me terminaron embromando los meniscos así que desde entonces, si hago esfuerzos, me duele la rodilla. Pero ya nunca más me sentí culpable por ese recuerdo. Creo que los cuatro años es una edad importante. Besos
Así recuerdo mi infancia entre trigales, sola como el viento en las praderas, toda sola.
besos
yo no tuve campos pero sí una especie de melancolía tatuada en la frente
emma,
Marosa con esta reflexión hace resonar y extiende, como un oleaje a través del tiempo, la sensación de cuando por primera vez el alma es atravesada por un sentimiento de existencia...de desamparo y de ese algo inexpresable...que tantas hemos experimentado...
También siento, como te pasa a ti, que una parte de mí, no se integró al mundo.
Maia,
las marcas en el alma que quedan a lo largo del tiempo...y luego la vida trae un espejo con imágenes idénticas, para que una pueda mirarse y comprender y librarse de esa culpa tan injusta. Ahora sólo sería genial que te pudieses quedar bien del todo de la rodilla!:)
Un beso
marcela,
cómo lo dices, es una imagen muy visual y representativa de la sensación de solitud de la infancia.
Besos!
camino roque,
y como ese sentimiento lo percibimos de forma parecida, por las experiencias que vivimos y que ya forman parte de nuestro modo de ver y sentir el mundo...
Creo que puedo entenderla, porque a mi me dura una inquietud desde que tengo el uso de razón.
Inquietud que nos desasosiega pero que alimenta todo.
Un beso Curiyú
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