domingo, 2 de marzo de 2014

serpiente de la medianoche


ayer estuve callejeando por mi barrio, a la puesta del sol el cielo parecía una flor carnívora.

me encanta cuando el cielo se ve como que el mundo se va a acabar,

caminaba por las calles escuchando el órgano de una catedral. al principio era muy tranquilo y un fondo agradable de música y, a continuación, se hizo más fuerte y más fuerte, y las mismas paredes de los edificios comenzaron a estirarse y flotaban con la enormidad de la música alto alto expandiéndose hacia el cielo, 

no sé si estás ahí,
siempre pongo la atención y la poesía cuando pienso en ti,

te amo.  eso sí lo sé. mi alma tembló el día cuando supe que todo se iba. no hay manera de negar la necesidad, pero todo huye como huye una mariposa del sombrío enigma del miedo. 

¿me amas? eso no lo sé...



el pájaro regresó a mí, el pájaro del deseo, el pájaro es la serpiente de la medianoche,

Hambre, sed, gritos, danza, danza, danza, danza! 
                                                    A.Rimbaud, Une Saison en Enfer, Mauvais Sang 


8 comentarios:

josef dijo...

Bonito barrio. cómo no recordar imágenes de Tarkovsky, si es un maestro en retratar los instantes mágicos de la naturaleza y de las personas...

Besos!

Vanina dijo...

El cielo habla.

Devorado por la vanidad, nunca se permite dejarnos indiferentes.
Algunas veces nos dice cómo sería si el mundo acabase. Otras veces - como tantas en estos Nortes - parecería mostrarnos cómo es que se forjó el mundo. Otras veces nos muestra cómo acunaría al mundo hasta dormirlo.

Según siento, el amor unilateral, no reciproco, es intelectual y materialmente imposible. Quienquiera que sea, seguramente tambien te ama.

:-)

Say dijo...

moderato_Dos_josef,
sí que es bonito mi barrio, lo que más me gusta es que aún conserva bloques de viviendas de antes, algunos de más de 100 años y conserva calles de casas bajas, y los bloques de edificios nuevos como tampoco son muy altos dejan espacio abierto para contemplar el cielo,

cuando camino por las calles es una de las cosas que más me fascina, mirar las variaciones del cielo, las formas de las nubes y la luz reflejada que va del oro hasta lavanda y algunos atardeceres increíbles con cielos rojos en llamaradas,

ah, Tarkovsky es inolvidable porque en las experiencias de nuestra vida ha sabido captar y expresar poéticamente cómo sentimos el mundo, los sentimientos y las corrientes que llevan en el ser misticismo y deseo, una forma de sentir sin poder o voluntad de oponerse a esa fuerza, ha sabido dar significado a esta extraña comunidad de las criaturas exiliadas con una rara inquietud del alma,

y como bien dices, con sus maravillosos traveling y tomas largas en pasajes oníricos retrata emocionalmente los instantes mágicos de la naturaleza y de las personas...

besos josef,

Say dijo...

Vanina,
el cielo habla,

contemplar los cielos es una de las cosas de la naturaleza más hermosas e impactantes, y lo maravilloso es que desde todos los lugares del mundo la gente puede mirarlo libremente y sin coste ninguno, es una de las pocas cosas que escapan al control de los sátrapas de la política, de este sistemas capitalista que nos ha robado todo y por todo nos pide dinero, dentro de poco hasta el aire que respiramos tendrá precio,

me encanta que algo tan impresionante y espectacular esté al alcance de todos, sólo hace falta que la gente descubra que está ahí, la tierra tiene la música para los que escuchan, es cierto, Vanina, porque es imposible quedar indiferentes, es así como dices, el cielo despliega antes nosotros el misterio de la vida, el mar entre las rocas antiguas de la creación del mundo, los cielos de la noche en el norte son tan hermosos que parecen querer decirnos algo sublime un secreto para seguir viviendo, y el azul, a veces con el azul real de algunos cielos habríamos sucumbido, precipitándonos sin remedio al éxtasis sin medir consecuencias, sólo lanzarnos y ya está,

es verdad, tenemos que pretender que los amores ocurran, si son recíprocos hay que buscar y esperar el modo de encontrarse, el amor tiene que ser realizado, es en la piel, en el cuerpo donde se haya el alma, cuerpo como un amado espacio de revelaciones, ha dicho Pizarnik, hacer el amor y dentro del pecho el corazón abriéndose...

a veces en el amor no hay entendimiento, una a la otra no se comprenden, el pasado de una y el futuro de la otra están en distintos mundos, en vías paralelas, en tiempos diferentes, no sé, o a veces, hay impaciencia y hay que esperar un poco para llegar, o a veces hay pánico al amor y se huye por miedo...

sea como sea, para ella siempre quiero la dulzura en su vida y la felicidad y el amor,

un beso, Vanina, contaminado de cielo!

Carmela dijo...

Un cielo es hermoso siempre, pero un cielo cargado de nubes es algo extraordinario que a veces no se valora, simplemente porque no se mira.
Contemplarlo y después de eso, sumergirse en él, dejarse estar, ir con las nubes, saborear su color, sus tonos. Un amanecer, o una puesta de sol que tiñe de mil tonos, a cual más impresionante, es un privilegio para la vista y el alma.
Tarkovoski, un poeta del cine y un cineasta que buscaba respuestas a la vida.
Desear que el amor ocurra, si, pero a veces como bien dices vivimos en distintos tiempos, espacios, incluso realidades, pero aun así, si es amor, ocurre y vive en nosotras, y se expresa, se suda, se respira y se convive con el pájaro.
“…para ella siempre quiero la dulzura en su vida y la felicidad y el amor” ,,,hermoso y ahí se plasma todo el amor, tal cual.

Un beso, Say

Say dijo...

es verdad, Carmela, un cielo cargado de nubes es algo extraordinario, la vida en sí misma es como esas nubes en tránsito girando en los cielos, calendario de nuestros días,

“Siento todas las sombras del universo multiplicado profundo dentro de mi piel” Virginia Woolf


es cierto, el amor ocurre y vive en nosotras, el amor es un anhelo insondable, y la realidad que vivimos está marcada por ese profundo sentimiento del corazón,


un beso Carmela,

chris dijo...

Coincidimos plenamente por ese gusto de girar nuestra mirada a las nubes, sobre todo al atardecer. Y la maldición de no tener una cámara que sea absolutamente similar al ojo para poder registrar con toda su delicada intensidad la gama de colores...

Preciosas fotos. Gracias por compartir "tu" cielo.

Say dijo...

gracias a ti chris,

es verdad, la maldición es no tener una cámara que sea absolutamente similar al ojo para poder registrar lo que vemos,

suelo llevar mi pequeña cámara con tantos años que cuando menos lo espero se le acabó la batería y entonces la opción es utilizar mi teléfono e intentar captar “eso” que estoy sintiendo-viendo-sintiendo, aunque sea sólo aproximado,

me encanta el atardecer, las luces del último momento de la tarde, la gama de colores, su intensidad...

hay fotografías para mí que por muchas razones no puedo poner en el lenguaje,

son las que traen la piel caliente y una promesa, mi cabeza en el regazo de una chica, el voraz incendio y la dulzura más extrema, es como el cilantro o el tomillo, selvático, como el fin del mundo...

me encanta devorar el cielo, devorar viejas películas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones al azar, arquitectura, puentes, señales de tráfico, árboles, nubes, cuerpos de agua, la luz y las sombras...

las luces en el atardecer me multiplican todo eso...