“Se deslizaron rápidamente en una intimidad de la que nunca se recuperaron”. F. Scott Fitzgerald, A este lado del paríso
Todas las cosas sin cautela, me he puesto mi mejor vestido, quito la cinta de la caja, y tengo la misma sensación de aquel día, cuando dejamos el libro entre la hojarasca del bosque y luego en casa sobre la mesa comenzaron a salir hormigas, nos dieron felicidad, queríamos que pasearan por todas las habitaciones, he tenido un sueño contigo, he salido de él con los labios llenos de mordeduras y las comisuras manchadas de jugo de moras silvestres, mi corazón una clínica y mi pelo de loquilla, que brilla con esta luz roja del anochecer, el salto a mi desaparición, la noche entre tú y yo, sí, la vida cae, la trituración, es como cuando aprobé la asignatura de química en el instituto de forma mágica, comenzaba a perderme, aplicaba las fórmulas desde mi caótica teoría, la intuitiva alquimia, imaginaba espirales de fuego y líquidos plateados, el veneno en la mezcla, toda la incandescencia en los exámenes, ella estaba a mi lado en el pupitre, le dejaba las respuestas debajo de su folio, en la habitación al amarnos, sentía como si alguien me cortara con un trozo irregular de vidrio, ahí comenzó mi apoteosis del desastre, la biología del corazón, su atrofia desmedida, la sangrante necesidad, las ramas rotas para la hoguera, los demonios ingenuos mis ángeles, la orfandad de mi mundo, me recuerda todo, cuando mirabas el libro antiguo de griego, las calles de Granada son como las de Grecia, tu calle Skiathos, iremos juntas algún día, ahora no hay alquimia, mis labios te esperan, he almacenado tu calor, pero este frío me está venciendo, se pegará encima de mi lecho, mi corazón animal, con las patas golpeando sobre la puerta, tu pelo sobre mis muslos, el botón roto de mi camisa cuando lo arrancó tu impaciencia, ah la perra flaca y pulgosa, la que deja la ropa mojada en las cuerdas del estudio…en los asfixiantes círculos sociales nuestros partos son nuestros orgasmos, vertiginosas como borrachas, yo sé que existe el recrudecimiento emocional, el interés en este mundo despoblado ya, los desposeídos olvidados, donde parece que no queda nada más que vanidad, crueldad, invulnerabilidad, cuánto se equivocó Platón, los poetas no son los llevados a un mundo superior para la creación, poeta es el que desciende, el labrador que libera los gusanos y los crepúsculos , caer, caer, caer,… Kleist tiró los dados, todo o nada, y perdió…Rimbaud huyó a Abisinia, Dickinson ardió en su blanca elección…el jersey en el que se enrosca mi gata con su suave pelo, una niña llega tarde, su padre la zarandea tirando de su camiseta, le da una bofetada, nosotras abrazadas mirábamos por la ventana la nieve, correr, caer, el paisaje bajo el agua, cierro los ojos, siento tu respiración…
Imagen, Drew Woods