martes, 3 de agosto de 2010

Aquellas piedras

Es un lugar al sur,
un lugar donde la cal
amotinada desafía el mirar.
Donde viviste. Donde a veces en sueños
vives aún. El nombre empapado de agua
te escurre de la boca.
Por caminos de cabras descendías
a la playa, el mar batía
en aquellas piedras, en estas sílabas.
Los ojos se perdían ahogados
en el fulgor
del último o del primer día.

Eugenio de Andrade,
poema En Un Lugar al Sur

2 comentarios:

Stalker dijo...

el sur, Say...

te quería contar que hubo un momento en mi vida en que me di cuenta de lo que era el sur: una peculiar declinación de la luz, y una forma en que los cuerpos acogían esa luz.

No hablo del concepto metafísico de la "luz" tan lastrado por el uso abusivo, indeterminado y arbitrario que de él ha hecho la "poesía del silencio".

Me refiero a la luz solar, la pura, radiante y gozosa luz física.

A los 15 años estuve en el Reino Unido. Fui solo a Londres, visité la maravillosa (e infinita) National Gallery, el British Museum, el Museo de la Ciencia, etc. Estuve un mes en las brumas de Gran Bretaña y...

...al regresar a la costa de Málaga (cerca de Granada), la luz me golpeó, me cegó, me penetró cegadoramente.

Estuve varios días realmente "ebrio de luz", ciego, absorto, sin norte, dejándola entrar, acostumbrándome a ella. Fue necesario apartarme de ella un breve tiempo para darme cuenta de su presencia, de su caída, de la manera en que nos siembra, nos cuida, nos hace perseverar en el ser (también puede quemarnos y mordernos, pues puede ser un animal muy fiero).

la luz del sur es una cosa increíble en algunos momentos del año. Y mil kilómetros más al norte, no la tenemos, Say: aquí la luz se escabulle, no es generosa, no sabe darse así.

Estupendo poema que propone un viaje y un encuentro, que espero sean también los tuyos...

abrazos

Say dijo...

Stalker,
yo también, a fuerza de viajes y de experiencias y de vivir aquí en éste norte-este me di cuenta de lo que era el sur. Y me di cuenta cuando comprendí lo que dices, la forma en que los cuerpos de nuestros padres y antepasados sureños han acogido la "luz". Esa " peculiar declinación de la luz" que construye las visiones y conceptos "primarios" de lo que es la vida. De lo que simplemente somos. De la generosidad y el desinterés por la avaricia del dinero y la posesión del poder. De vivir sin fronteras humanas.
Ahora, que en estos tiempos, y durante tantos años, aquí en Bcn, hemos visto y vemos cuánta hipocresía y cuánta manipulación política tenemos que tragar.

Ese animal fiero de la luz puede quemarnos. Como dices. Pero sólo tenemos que darle nuestra mirada, nuestro mundo, nuestro pequeña "extravagancia" de sensibilidad sin miedo.

Esa luz, todo lo acoge.

Decir: sí, ésta soy yo. Tan fulmiante y tan expansiva y tan "oscura" como lo inexplicable de algunas cosas del sur.

Luego, en el sur, también hay penumbras de recogimiento.

Stalker,
los que vemos las cosas desde lo pequeño, el abajo, la charca, la libertad del animal que anda suelto, vemos que aquí en estos estes-nortes
"la luz se escabulle, no es generosa, no sabe darse así". En este gran parque temático en que se ha convertido Barcelona, la luz parece parte del decorado.

Cuando leí este poema de Eugenio de Andrade me ví. Este poema me encontró y parecía que estaba hecho para mí.

Un fuerte abrazo