Escalier 54 Rue de Seine, 1990
Escalier et rampes
Sam Szafran por Martine Franck
Sam Szafran nos muestra cómo piensa el ojo. Szafran nos
hace mirar. Repite un tema específico. La inmersión en escaleras vertiginosas
hasta casi la extenuación. Logrando una abstracción donde desaparecer sin
abandonar la afirmación desesperada. En un remolino galáctico podemos
distinguir de forma oblicua la pequeña y extraordinaria semejanza de un ser
humano fragmentado. Escaleras que comienzan en cualquier lugar y llevan a
ninguna parte para empezar de nuevo. Escaleras que parten de la nada y terminan
en la profusión. Escaleras donde el descenso es un continuo ascenso y el vacío
tan denso como una nada blanca. Las espirales de las barandas trazan fragmentos
en escaleras invisibles que sin embargo flotan bajo los tragaluces y las
ventanas, más azules que el cielo...
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