miércoles, 4 de diciembre de 2013

Gustav Klimt, Las pinturas para la Universidad de Viena


En 1894, Gustav Klimt y el pintor Franz Matsch fueron invitados a realizar pinturas para el techo del Aula Magna de la nueva Universidad de Viena con representaciones simbólicas de las cuatro Facultades tradicionales en las universidades europeas de la época: teología, filosofía, derecho y medicina. Klimt se encargó de la Filosofía, la Medicina y la Jurisprudencia. La primera que terminó fue Filosofía. En 1901 acabó Medicina y en 1907 terminaría la versión definitiva de Jurisprudencia.

Sus pinturas revelaban la influencia de un inquietante irracionalismo, una complacencia en lo onírico y lo erótico y la sugerencia de una transgresión de todos los valores convencionales en nombre de un nuevo vitalismo. 

Cuando entre 1900 y 1905 los cuadros se expusieron en la Secession, movimiento artístico renovador del que fue fundador, fueron objeto de furibundos ataques en la prensa, siendo tachados de "pornografía" y "exceso de perversión". A tal punto llegó el escándalo y las protestas que Klimt acabó por retirar las tres pinturas y renunciar al encargo. El Ministerio le devuelve los cuadros y Klimt devuelve sus honorarios. Al final ninguna de las pinturas se exhibió en la universidad. Y sí en diversas exposiciones a lo largo del tiempo por diferentes ciudades europeas.  

En 1943, después de una última exposición, fueron trasladados a Schloss Immendorf, un castillo en la Baja Austria, para su protección. En mayo de 1945 durante la Segunda Guerra Mundial, estas monumentales pinturas de casi cuatro metros de altura y tres de ancho fueron destruidas por las fuerzas de las SS alemanas en retirada que prendieron fuego al castillo para evitar que cayera en manos del enemigo. Todo lo que queda ahora son estudios preparatorios, bocetos y algunas fotografías. Una de estas fotografías es un imagen centrada exclusivamente en Hygieia de la pintura completa de la Medicina, tomada justo antes de que fuera destruida.


Filosofía
El Mundo como Voluntad

En "Filosofía", Klimt mostraba que aún era hijo de la cultura teatral. Nos presenta el mundo como si lo viéramos desde el patio de butacas, un theatrum mundi de la tradición barroca. Sin embargo, mientras el theatrum mundi barroco estaba claramente dividido en cielo, tierra e infierno, en esta obra la tierra parece haber desaparecido, disuelta en una fusión de las dos esferas restantes. Los cuerpos enredados de la humanidad doliente van a la deriva lentamente, suspendidos sin propósito definido en un vacío viscoso. En la oscuridad cósmica –las estrellas están mucho más atrás– aparece una Esfinge pesada y somnolienta que no se ve y que es nada más que una condensación del espacio atomizado. Sólo el rostro situado en la base de la pintura sugiere, con su luminosidad, la existencia de una mente consciente: es  la Wissen (Sabiduría).

La visión del universo de Klimt es la de Schopenhauer: el Mundo como Voluntad, como energía ciega en una ronda incesante de nacimiento, amor y muerte carentes de significado. La Wissen de Klimt es la "Sacerdotisa". Sus ojos se dirigen al espectador para darnos algo de luz en ese mundo de tinieblas. El historiador de arte Franz Wickoff escogió la "Wissen" como "la figura que emitía una luz consoladora, como una estrella en el firmamento nocturno". En sus ojos misteriosamente luminosos, esta sacerdotisa filosófica muestra una actitud distinta: una sabiduría, a la vez impetuosa y glacial, que afirma el Mundo de la Voluntad. 



Medicina
La ambigüedad biológica del ser humano


Klimt presentó el campo de acción de la Medicina como una fantasmagoría de humanidad semidormida, hundida en una instintiva rendición a medias, pasiva ante el fluir del destino. La muerte habita en el centro de este río de vida y su velo negro se arremolina entre los cuerpos enredados de los vivos. Al igual que en Filosofía, en primer plano aparece la figura de una sacerdotisa que se interpone entre los espectadores y el theatrum mundi existencial de Klimt: Higeia. Orgullosa, alta y poderosa, Higeia es la última de las mujeres de tipo protector andrógino que señala el período medio de Klimt (1897-1901). Como la mayoría de las anteriores –dos de las tres Ateneas, Nuda Veritas y Wissen–, Higeia mira de frente, imperiosamente, al espectador, como si nos obligara  a reconocer la visión existencial que aparece a sus espaldas.En su postura hierática y a través de los símbolos que la tradición griega le adjudicó, la Higeia de Klimt meramente proclama la ambigüedad de nuestra vida biológica. Este personaje concuerda con la inquietud por el hermafroditismo y el redespertar homosexual de Fin-de-Siècle: expresiones de liberación erótica por un lado y, por el otro, temor masculino a la impotencia. Klimt proclama la unidad entre vida y muerte, la interpretación de vitalidad instintiva y disolución personal.




Jurisprudencia
La Justicia, víctima indefensa


El tema La Jurisprudencia –la ley propiamente dicha, el rasgo más reverenciado de la cultura liberal austríaca– era propicio para la agitada voluntad de Klimt de hacer una declaración subversiva. Originalmente consideró a la Justicia libre de las ambigüedades de Filosofía y Medicina. Pero cuando en 1901, tras la controversia en la Universidad, reanudó los trabajos para Jurisprudencia, Klimt modificó drásticamente su concepción. El cuadro, representa la Jurisprudencia como una potencia oscura y terrible. Del cielo recorrido por las brisas en la primera versión, la escena se había trasladado a un infierno sin aire. La figura central ya no es una Justicia encumbrada, sino una víctima indefensa de la ley. Mientras en la primera versión el foco era celestial, en la segunda es infernal, subterráneo e incluso submarino. En primer plano el cuerpo consumido del pecador aparece envuelto en los tentáculos de un enorme pulpo, que representa la conciencia. Las tres siluetas femeninas, representan a las Parcas, las divinidades mitológicas que presiden el curso de la vida humana.Y al fondo, a lo lejos, rígidos como ídolos intocables, aparecen la Ley y la Verdad, a ambos lados del Derecho.  

Los verdaderos “guardianes de la ley” no son esas figuras idealizadas de la parte superior de la pintura, sino las furias serpentinas. Se considera que Klimt utilizó como fuente literaria algunos de los cantos del "Infierno" de Dante, aludiendo así a la temática central de todo el encargo: el amor, las edades de la vida y la muerte. También se alude a la "Orestiada" de Esquilo en la que Atenea convence a las Furias para que se conviertan en sus protectoras, invirtiendo Klimt el simbolismo clásico al restituir a las Furias su poder original.


Carl E. Schorske, Viena Fin-de-Siècle, textos incluídos en el catálogo editado por Prestel y la Fundación Juan March. Imágenes,  Retrato de Gustav Klimt, por Moritz Nahr , 1912, Viena  y reproducciones de "Filosofía", "Medicina" y "Jurisprudencia"  

Bea, aquí está lo de Klimt que comentamos. dédié à toi  :) 

2 comentarios:

Beatriz dijo...

Gracias Say! Es hermoso todo que muestras. Esta vertiente menos conocida de Gustav Klimt es reveladora. Y, Wow! Las escaleras de la entrada anterior, de Sam Szafran son impresionantes. Lo de los azulejos ¡Precioso!! es tu nostalgia de las casas de campo que tanto te gustan, ay, ay,ay. Dentro de tres semanas nos vemos. Tengo ganas de callejear contigo y hablar y hablar y mirar y mirar.Un beso colosal!! :-))

Say dijo...

Bea,
es cierto, en realidad Klimt es el gran desconocido,

hay muchas interpretaciones a sus obras,

cada cual lo matiza desde su filtro personal, como no podía ser de otra manera,

desde los datos históricos,el contexto en la vida personal, social y política,las evidencias,
y la propia intuición cada cual debe llegar a sus propias conclusiones,

a veces se banaliza porque ha llegado a ser sólo un producto por todo este negocio especulativo e inmundo en que ha derivado el mundo del "arte",

síi, iremos a callejear por ahí y a mirar y a percibir cada nota minúscula,

besos :)