
¿Su color de pelo?, ahora es casi blanco, y antes, según como le dieran los rayos de luz, castaño miel, o color madera, lo mismo que sus labios, unas veces rojos, otras pálido rosa, otras resecos por los llantos de rabia…y su mirada… de fiebre… me hacía latir el corazón. sus arrugas finas y marcadas, sus ojeras azules por el cansancio…mis besos en sus ojos. Ella también trabajaba de camarera en el bar. pequeños guijarros. desgarbada, el uniforme un poco ancho, la cola del pelo floja y el pasador torcido, siempre despeinadas las dos, se daba la vuelta y me sonreía mientras preparaba la comanda, servía sobre la mesa, lentamente, las tazas de café, las cocas-colas, los vasos de vermut, el agua con gas, los clientes detrás de sus gafas de sol, se quejaban. que si el hielo, que si el café así o asá, que si fuera el limón o que si falta el limón...en los butacones repantigados como niños caprichosos…le Grand Guignol. Por las mañanas ramo de flores sobre el mostrador, al terminar el turno me llevaba dos para nosotras. Al salir corríamos cruzando la plaza, las calles, la multitud que se agolpa en el monumento emblemático de la ciudad, siempre la multitud, las colas para entrar…la alergía que nos producía el colapso de gente . Después la puerta cerrada. nos saltábamos las clases de la universidad, al subir las escaleras ya habíamos empezado a tararear a Ornella Vanoni, la temporada que nos dió por los italianos. Rodamos por la cama, tiro de las mangas de tu jersey…mi camiseta por el suelo. Bajo la arena miramos el Somorrostro, la montaña del Carmel, reflejando como un espejismo los refugios del mar, y en uno de los extremos Trinitat Vella y Trinitat Nova, y entre @22 y el Forum está La Mina, y en el Raval el Babel de la supervivencia, y en la montaña de Montjuic, cerca de la Zona Franca, deambulan deshechos humanos con palos en las manos…nuestra vieja sentencia our revenge will be sweet quedó anegada bajo el gran pantano, se habrá convertido en insecto, junco o lirio de agua.
Hace ocho días cuando te encontré, me recordaste a Belén Gopegui…ese mechón blanco en tu pelo…en la sonrisa mucha tristeza…
Imagen, Izis