jueves, 24 de junio de 2010

Delta

Arrozales
Vino
Bicis
Calor
Amistad
Imagen del Delta de L´Ebre

miércoles, 23 de junio de 2010

Dinastía de ausencias

Nadie fatiga a la brisa, ni al rumbo de las lágrimas que cumplen el ciclo del agua, como una declaración constante de la eternidad que fluye de las cosas. Hay una ironía de siglos, una dinastía de ausencias, una ciudad de vientos irreales que se precipitan en la vigilia del tiempo. Y las heridas de la vida son un privilegio oscuro, una desgana tenue en los confines del espejo, habitados por un sueño de espadas y jazmines. Los objetos familiares nos abandonan. Indecisos, se arrojan a un destino que huye de los relojes y las enciclopedias. Con lento amor nos cuentan su historia insignificante; nos hablan de penas antiguas y de silencios hechizados de presentes y abismos. Pienso en cómo un jaguar se encaramó un día en un verso, para contemplar el rastro insensato de un alba frente al mar. Pienso en la precisión de un cuerpo putrefacto, despedazado de luz, cuyo rastro se borra por acción del olvido, pero que teje eternidades de sueños que vencen a los hielos de todos los inviernos...

Beatriz Hernanz, de "La vigilia del tiempo"
Imagen de William Edward Parry

domingo, 20 de junio de 2010

Dados y Dudas


Te escribo

como quien tira los dados de la duda
en una grieta del corazón.
Te envío cartas que saben que no saben
decirse por sí solas.

Te llamo para buscar el tesoro
que escondimos detrás de la maleza.
Te hago señales de luz
desde un faro de cera.

El latido de la pasión suena a timbales.
El aire huele a tu piel,
rincón del paraíso sin cerrojos.
Tu sangre retumba en mí como una caracola.

El tiempo hilvana con levedad de musa
nuestros besos.

Te escribo, te nombro,
entre un rumor de mar y campanarios.
Te entrego mi amor de imán convaleciente.
Y si se rompe el hilo hacia mi orilla
dame a beber la cicuta de Sócrates.

Amalia Iglesias Serna, "Dados y dudas"

Dueña de la disonancia

"Yo era la fuente de la discordancia, la dueña de la disonancia, la niña del áspero contrapunto. Yo me abría y me cerraba en un ritmo animal muy puro".

"Expuesta a todas las perdiciones, ella canta junto a una niña extraviada que es ella: su amuleto de la buena suerte. Y a pesar de la niebla verde en los labios y del frío gris en los ojos, su voz corroe la distancia que se abre entre la sed y la mano que busca el vaso. Ella canta".

"niña que en vientos grises
vientos verdes aguardó"

Alejandra Pizarnik
Por orden fragmentos de:
"Densidad", Poemas no recogidos en libros
"Extracción de la piedra de locura"
"Los pequeños cantos", XV
Imagen de Mauro Fiorese

lunes, 14 de junio de 2010

Lo inefable

Yo muero extrañamente… No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida.
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba fulgor…?

¡Cumbre de los Martirios…! ¡Llevar eternamente,
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz…!

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable… ¡Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!

Delmira Agustini, Los Astros del Abismo
Imagen, Mark Rothko

Los días y las noches

POESÍA

Los días y las noches
tocan
en mis nervios
de arpa

vivo de mi alegría
enferma de universo
y sufro
por no saberla
encender
en mis
palabras.

ESTOY ENFERMO

La melancolía
me macera

La poesía
me sangra
el cuerpo desangrado.

Giuseppe Ungaretti, Poesías dispersas
Grabado de J.E. Millais, Love from Willmott´s Poets, 1857

Yo buscaba

"Cuando la modelo vino a mi casa, había tenido visiblemente algunas noches muy cargadas. Me dijo entonces algo muy característico: el champagne no me alegra, me pone muy triste.
Tenía lo que me hacía falta, yo buscaba algo voluptuoso y desolado..."

Vincent Van Gogh, Cartas a Théo
Imagen J.W. Waterhouse

miércoles, 9 de junio de 2010

Es imposible quedarse sin ningún amor

En El Navire Night, es la voz la que hace las cosas, el deseo y el sentimiento. La voz es más que la presencia del cuerpo. Es tanto como el rostro, la mirada y la sonrisa. Una auténtica carta trastorna porque es hablada, escrita con la voz hablada. Hay cartas que recibo que me hacen enamorarme de las personas que las han escrito, pero exactamente no se pueden responder. A Yann le respondí. (...) Me acuerdo muy claramente de este día. Yo sólo tenía un deseo, y era escribir a este joven estudiante de Caen para decirle lo difícil que era para mí seguir viviendo. Le dije que bebía mucho, que había vuelto al hospital por culpa de esto, que no sabía por qué bebía hasta ese punto. (...) Escribí una carta a Yann, este hombre que yo no conocía, a causa de las cartas que me escribía. Y luego, un día, al cabo de siete meses, me llamó y me preguntó si podía venir. Era en verano. Nada más oir su voz, supe que era la locura. Le dije que viniera. Abandonó su trabajo, dejó su casa. Se quedó. Ahora hace seis años.


Yo también he escrito cartas, como Yann a mí, durante dos años, a alguien que nunca había conocido. Luego llegó Yann. Reemplazó las cartas. Es imposible quedarse sin ningún amor, incluso si sólo hay palabras, éste se vive siempre. Lo peor es no amar, creo que esto no existe.

"La voz del Navire Night" y "Las Cartas", en "La Vida Material", Marguerite Duras

lunes, 7 de junio de 2010

Cabourg

Era en el extremo del gran dique de Cabourg hacia el puerto de los yates. En la playa, el niño hacía volar una cometa china, como en L´Eté 80. Este niño no se movía del lugar en que estaba. A su alrededor, otros niños jugaban a la pelota. Estábamos bastante lejos, en la terraza. Hacía viento y atardecía. El niño no se movía, hasta el punto en que empezábamos a encontrar su inmovilidad insoportable, y después dolorosa. A fuerza de escrutar, de escrutarlo, de socavar su imagen, vimos lo que había. El niño tenía las dos piernas paralizadas, delgadas como bastones. Alguien había de pasar a buscarle sin duda. Había niños que ya se iban. El niño continuaba jugando con la cometa. A veces uno dice voy a suicidarme y luego continúa el libro. Alguien debió ir a recoger al niño antes de que anocheciera. La cometa en el cielo señalaba el lugar donde se encontraba, nadie podía perderse.

De "La vida material", Marguerite Duras

miércoles, 2 de junio de 2010

Revuelta con el viento...

Revuelta con el viento
mi alma has arrastrado
hasta la orilla de tu alma.
Más mi cabeza
anclada en ese cuerpo
se revela contra la distancia
y poseída asedia tu aislamiento.
Te busca fieramente en tus palabras
con los ojos heridos
en medio de un incendio.

Del poemario "Kampa" 1986, Clara Janés
Fotografía de Federico Erra