domingo, 14 de julio de 2013


André Kertész, Le chien concierge, París, 1926

2 comentarios:

Vanina dijo...

Dulzura. Me recuerda a algunas fotos de Brassaï con gatos en las ventanas.
Quien pudiera ser asi, candido y bueno.
Siempre, siempre, siempre.
V.

Say dijo...

Brassaï amaba los gatos tanto como nosotras, Vanina!

vivir con gatos y ser acariciada por ellos es una sensación inexplicable, es también reconocernos en nuestra vida gatuna. ellos, los animales,son el último reducto auténtico de salvajismo ardiente y cálido, la exaltación en la conexión desinteresada del amor,

por eso los amamos con tanta conmoción y ternura,

me gustaría vivir en un mundo lleno de animales, rodeada de todo lo que ellos significan...

pero vivimos atrapados en un mundo infernal, planificado por conciencias perversas y destructivos asesinos, que han conseguido la sumisión de las mujeres, que han originado un mundo llenos de prisioneras...

pero la mujer ya no tiene pretexto alguno para adherirse a los objetivos del hombre...

el crimen de nuestro siglo ha sido la obediencia...


Vanina, quién pudiera ser así, cándidas y desprendidas de todo este lastre humano,

hermosos gatos!!

los felinos comprenden a las mujeres más que otros animales, excepto un siamés que yo tenía que cada vez que me ponía a llorar me mordía :))

Vanina, es hermoso ser bueno,

a veces, nuestra fragilidad, nuestro desquicie, aturdimiento y desamparo absoluto es patente en las emociones y los sentimientos...y eso nos hace ser torpes y tontas,

es divino ser felina y cándida siempre, siempre, siempre...

feliz cumpleaños bella felina!

muevo dulcemente mi larga cola de pelo suave...