Desde hace días el hospital se ha convertido en mi segunda residencia.
Bajo a la planta de pediatría. "Se parece a mi gato Russo", dice una niña que señala el dibujo de mi bolso. "También se parece al mío", respondo mientras me descuelgo el bolso del hombro y lo dejo sobre una camilla. "Me gustan los colores...naranja, verde, amarillo, rojo...los corazones...Tengo dibujos en mi habitación ¿vienes y te los enseño?". Me habla con la mirada ilusionada, lo único visible de su rostro que la mascarilla cubre. Le contesto que sí y desde entonces paso el primer rato de cada día con ella, nada más llegar al hospital.
Mi hermana que está ingresada, ya sabe que el motivo de mi tardanza se llama Marta, tiene seis años, mucha alegría y construye planes y sueños con sus lápices de colores.