lunes, 16 de septiembre de 2013

J.M. Coetzee - Vida y época de Michael K.

En Sudáfrica se ha desatado la guerra civil. Ahora todo ha cambiado. Michael K, jardinero del Ayuntamiento, sólo tiene a Anna, su madre, que está enferma y que desea refugiarse en el campo junto con su hijo. En un país convulsionado, con la permanente presencia de policía y ejército, ambos emprenden la marcha desde la ciudad. Michael K. empujando en su carretilla a su madre por un páramo en guerra lucha para hacer frente a la nueva realidad del país y para que el estado de salud de Anna no empeore.

“Pensó: Ahora estoy seguro de haber llegado tan lejos como es posible; estoy seguro de que nadie está tan loco de cruzar esa meseta, subir estas montañas, buscar entre estas rocas para encontrarme; y estoy seguro de que ahora, que soy el único en todo el mundo que sabe dónde estoy, puedo darme por perdido.”
“Todo había quedado atrás. Cuando se despertó por la mañana no se enfrentó más que al enorme bloque de un único día, cada mañana un día. Se vió como una termita abriéndose paso a través de una roca. No había nada más salvo vivir. Permaneció sentado tan quieto que no le hubiera sorprendido ver a los pájaros acercarse y posarse en su hombro.”
“Me estoy convirtiendo en otra clase de hombre, pensó, levantando las muñecas y mirándolas, la sangre ya no saldría a borbotones sino gota a gota, y después de gotear, se secaría y cicatrizaría. Cada día me vuelvo más pequeño, más duro y más seco. Si tuviera que morirme aquí, sentado en la boca de la cueva, mirando la meseta con la barbilla apoyada en las rodillas, el viento me secaría completamente en un día, me conservaría entero, como a alguien hundido en la arena del desierto.”
 “Me he convertido en un objeto de caridad, pensó. A todas partes donde voy hay personas que quieren practicar conmigo sus diferentes formas de caridad. Han pasado tantos años y todavía parezco un huérfano. Me tratan como a los niños de Jakkasldrif, a los que daban bien de comer porque eran todavía demasiado jóvenes para ser culpables de nada. De los niños solo esperaban que a cambio mascullaran las gracias. De mí quieren más, porque he estado más tiempo en el mundo. Quieren que les abra mi corazón y les cuente la historia de una vida pasada en jaulas. Quieren saber todo de las jaulas donde he vivido, como si fuera un periquito, un ratón blanco o un mono."
J.M. Coetzee Vida y época de Michael K

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Me he convertido en un objeto de caridad, pensó. A todas partes donde voy hay personas que quieren practicar conmigo sus diferentes formas de caridad. Han pasado tantos años y todavía parezco un huérfano. Me tratan como a los niños de Jakkasldrif, a los que daban bien de comer porque eran todavía demasiado jóvenes para ser culpables de nada. De los niños solo esperaban que a cambio mascullaran las gracias. De mí quieren más, porque he estado más tiempo en el mundo. Quieren que les abra mi corazón y les cuente la historia de una vida pasada en jaulas. Quieren saber todo de las jaulas donde he vivido, como si fuera un periquito, un ratón blanco o un mono."

Todas las personas tienen idéntica dignidad y nadie merece una caridad injusta

Me ha gustado mucho este pasaje, un saludo
rama

Say dijo...

rama,
y a mí me ha gustado muchísimo tu reflexión, síntesis perfecta.

exactamente lo que quiero transmitir al escoger ese fragmento.

"Todas las personas tienen idéntica dignidad y nadie merece una caridad injusta"


la caridad es, con demasiada frecuencia el acto de los ladrones de retribuir con humillantes migajas a los que robaron,

Coetzee, me encanta. he leído todos sus libros. es brutal con la realidad, sin concesiones, ni paliativos al escribir sobre una metáfora universal, la crueldad humana,

toda su obra es una denuncia de los valores que han regido y rigen en los países colonialistas y hegemónicos, y un alegato de la libertad y la igualdad. su escritura es sublime, llena de inspiración, humanidad, desazón y hermosura.

un saludo