jueves, 23 de septiembre de 2010

Una luz


El proceso

- ¿Qué voy a hacer?. No aguanto vivir. La vida es tan corta y yo no aguanto vivir.

- No lo sé. Yo siento lo mismo. Pero hay cosas, hay muchas cosas. Hay un punto en que la desesperación es una luz, y un amor.

- ¿Y después?

- Después viene la naturaleza.

- ¿Llamas naturaleza a la muerte?

- No. Llamo a la naturaleza Naturaleza.

- ¿Todas la vidas habrán sido esto?

- Creo que sí.

Clarice Lispector
“Aprendiendo a vivir. Y otras crónicas”

24 comentarios:

Darío dijo...

Hay que resistir, aún cortándose, desgarrándose. Qué será la naturaleza?

Say dijo...

La naturaleza...será nuestro lecho...

Será a lo que todos al final volveremos...
estaremos en la nieve, en los gatos, en los perros, en la hierba que crece, ...calmándolo todo...

Me gusta la forma en que Lispector lo ha expresado, tan sencillo...ese proceso es la vida.

PÁJARO DE CHINA dijo...

"hay un punto en el que la desesperación es una luz, un amor". no resistiríamos si no fuera así. y he llegado a sentir que esa luz, ese amor, son palabras como las de Clarice. profeso esa fe. si una criatura puede decir así, sus palabras me sostienen, son palabras-mano, y si no estuvieran todo sería en un determinado momento insoportable.

cuando no aguantaba vivir, cuando directamente no lo aguantaba, no sé que movimiento interior se producía en mí y comenzaba a reproducir mentalmente los siete cuadros de Caravaggio colgados en las iglesias de Roma. y las fuentes de Bernini. reproducía desde una cama que me quería comer, literalmente me quería comer. y la cama se convertía en un barco (como los ojos de ese chico ciego).

la foto no podría ser otra. no sé qué movimiento interior te impulsó a elegirla, pero es hermano de los que nos conducen a unos cuadros y unas fuentes, cuando acostaron nuestro cuerpo en el fondo duro de la noche.

besos.

Say dijo...

Una luz. Deviene. Está creada dentro. Existe. Una luz que nos salva. Un amor. Esa luz y ese amor están en palabras como las de Clarice. Palabras que nos sostienen en un determinado momento porque sabemos que ella experimentó lo que nosotras. Y que sintió la mística del mundo, de la vida, y que se quedó para vivirla.

Caravaggio, orgulloso y terco, buscando en sus muchachos amantes, la vida, extrae de "los bajos fondos" las fuentes de su vida. En lo más imperfecto encuentra la santidad. De la tenebrud el origen de la fuerza...La fuente de los cuatro ríos, la fuente de las abejas, la del Tritón, la fuente de la barca vieja, la fontana de Trevi...el agua...Bernini como acueducto.

Del barco que se mantiene en el naufragio, salimos empapadas y llenas de algas. Con colores rojos en las venas y azules intensos en los ojos.

Sí, el movimiento interior que me impulsó a elegir esta foto es el mismo que nos conduce a esos cuadros y esas fuentes...cuando estamos en el fondo de la noche...

Un beso

tula dijo...

Toca vivir, tenemos la oportunidad de tener una oportunidad.
un beso

Say dijo...

tula,
toca vivir...tenemos que darnos esa oportunidad. Y, es verdad que, hay un punto en que la desesperación es una luz, y un amor...
Sí. Tenemos que darnos esa oportunidad.

Un beso

Tera dijo...

Por eso creo que es un grave error nuestra forma de enterrarnos en nichos de cemento. Yo quisiera que la hierba creciera sobre nosotros.

¿La foto es tuya? Es un lugar muy bonito. Viviría en una de esas casas, junto al árbol que mira.

EG dijo...

con qué sencillas palabras Clarice logra este preceso de pensamiento hilando profundidades en nosotros. Cada día me sorprendo mas y mas con los escritos de Lispector...absolutamente profunda. Abrazo Say

Say dijo...

Tera,
el cemento nos asfixia...en los filamentos de la hierba está el oxígeno y la luz...

La imagen es de un barrio de Reykjavik. Unos días antes estuve en un concierto de Sigur Rós y Björk. Al aire libre y gratuito. Para alzar la voz contra la alta contaminación de las industrias y las centrales de fundición de aluminio que estaban construyendo en Islandia. Fue emocionante y está lleno de recuerdos.

La imagen va unida a muchas cosas. Y es la que me conduce a los sueños y la resistencia...

Say dijo...

emma,
Clarice nos envuelve con las palabras. Ella dice lo que hay adentro. En palabras como las de ella, es donde encontramos el hilo para no perdernos. Esas palabras forman parte de nuestra biografía.

Un abrazo

Stalker dijo...

Precisamente estoy releyendo estos días a Lispector, de manera un tanto desordenada y como uno de los vértices de mi triángulo de las Bermudas personal...

Siempre encuentro en ella el grado de oblicuidad necesario, el espaciamiento, la entrega, el margen que se traza y el surco ofrecido hasta en lo inmisericorde doloroso: porque ella también mira allí donde nos han dicho que no debemos mirar, a eso ignoto-próximo para lo que nos han cegado.

Lispector o el des-centramiento necesario, el vuelco hacia eso otro tan fácil de reconocer aun en la ilegibilidad del adentro (construida, pero ansiando re-velación y escucha, porque la fragilidad requiere esa delicadeza y no otra).

Reconozco que la fotografía en general me interesa cada vez menos porque es un arte del simulacro y de la banalidad, y porque cortocircuita la desnudez con que nos debemos al acontecimiento (si queremos que éste se inscriba en nuestro cuerpo, sin mediación especular o alteración fantasmática). Pero me mueven, me desplazan las pocas personas (muy pocas) capaces de hacer otra cosa con las instantáneas: colocarlas imperceptiblemente en el desplazamiento, en la fisura, en la brecha que nos dice.

Este es el caso y el columpio, la quietud de la luz, la infancia: je me balance...

un abrazo fuerte

Say dijo...

Stalker,
Lispector traspasa el fondo oscuro para emerger con palabras de desvelamiento.
En esta realidad despótica, las quiebras de la vida, no se pueden nombrar. Pero quien no hace miedos, ni disimulos a la quiebra y a la angustia, vence. Ante la imposibilidad de la disolución, la conciencia del sufrimiento y del dolor posibilitan que en la intemperie podamos seguir viviendo. Con luminoso valor estas mujeres escritoras, no osaron esconder la fragilidad, la pérdida, la desesperación, el abandono, la soledad...que es condición del ser humano.
Encontramos una casa en las palabras. En esta casa de las palabras, se asume todo. Y al asumir todo, nos envuelve una especie de serenidad. Por eso nos estamos salvando cada día. No existe paraíso. Lo sabemos. Pero nos da igual. Sabemos vivir en la brecha, en la fisura, en el imperceptible desplazamiento...

Comprendo muy bien lo que dices sobre la fotografía. Yo, que le tengo alergia a la pose, al simulacro, a la banalidad, con las imágenes busco un acto sutil de la mirada interior, la motas desperdigadas del alma en una visión. Por ejemplo en esta imagen están mis motas del alma desperdigadas. Estoy ahí. En el columpio, en los colores de las casas, en el silencio, en la quietud de la luz...

Un fuerte abrazo

Stalker dijo...

Say:

"Con luminoso valor estas mujeres escritoras, no osaron esconder la fragilidad, la pérdida, la desesperación, el abandono, la soledad."

Es esto, es esto lo único que me interesa en literatura últimamente; eso, y la fractura y el desmontaje de los conceptos que habitamos y de las estructuras subyacentes que configuran y condicionan el lenguaje (y que son de naturaleza imperdonablemente etnocéntrica, falogocéntrica, etc.). Una escritura a la contra, practicada por esas mujeres admirables: esto es lo que me interesa. Mi triángulo de las Bermudas estaría formado por Lispector, por Simone Weil y por Chantal Maillard. ¡Imagina todo lo que puede desaparecer en ese triángulo! Estarías muy cómoda viajando entre sus tres vértices, planeando (pero ya viajas, eres una experta en ese vuelo).

Incluso imagino, en un ejercicio de extraña ternura, que las pongo a dialogar, que hablan entre ellas y dentro de mí (ya en los diarios de Chantal hay cierto diálogo con ambas, una cierta inclinación hacia ellas). Por desgracia no pudieron encontrarse en vida, pero se encuentran en los espacios intermedios, imaginarios, y ahí su conversación es fértil e incluso su desasosiego compartido se revela fecundo. Creo que las tres han hablado de lo mismo con un lenguaje lleno de fiereza, irreductible a cualquier taxonomía académico-androcéntrica, desde la insurrección del cuerpo que grita y la palabra que quema y prende de un alma a otra...

Buscas un acto sutil de la mirada interior, y eso es lo que mueve, lo que con-mueve. Es una fotografía preciosa porque fue precioso ese gesto, ese delicado derramarse de la mirada interior en el afuera: la atención, diseminada, oblicua, despojada de retórica, la atención-ahí, en esa pureza que despierta en el vértigo de darse...

un abrazo

Say dijo...

Simone Weil, que trabajó duro como obrera del campo y como obrera en la Renault dijo: "Allí recibí la marca del esclavo".
Hace años leí un libro de ella "Ensayos sobre la condición obrera", cuando, en Izquierda Unida estaba Julio Anguita y, yo adolescente, aún creía que algo se podía hacer. "Se pueden tocar casi todos los términos, todas las palabras de nuestro vocabulario político, y abrirlos; en el centro se encontrará el vacío". Este fragmento dice mucho de la honestidad de Weil, que tanto luchó, políticamente, por mejorar el mundo.
Quizá, a mí, me ha pasado que la vertiente cristiana de muchos de sus escritos me descolocó. Pero en algunos ensayos se puede ver la grandiosa aportación que ella puede hacer para mejorar la filosofía social y ética de la conciencia y el pensamiento de nuestro tiempo. Pero, claro, en las universidades la ningunean y en ningún foro "intelectual", ni de otro tipo se la nombra. Ya sabemos que estamos en las fauces de la falocracia y de la estructura prepotente de los mismos de siempre.

Ese triángulo de las Bermudas lo comparto. Me adentraré en otras obras de Simone Weil. Sólo esta frase: "tuve de pronto la certeza de que el cristianismo es por excelencia la religión de los esclavos, que los esclavos no podían dejar de seguirla...y yo entre ellos". Sí. Es un cristianismo el que ella abrazó pero con reflexiones críticas que, quizás, haya que leer.

Escritoras, poetas, filósofas como Lispector, Maillard, Weil, sustentan la resistencia y la verdadera subversión porque ellas sí nombran, ellas sí dicen, ellas sí entran para desvelar y para decirnos lo que hay adentro.

Ese diálogo que imaginas entre las tres se produce a través de nosotros.

Un acto pequeño...un gesto interior que viene de los movimientos del alma, de una luz en el corazón, del despojamiento y la fragilidad...

Un abrazo, Stalker

marcela dijo...

La fragilidad es la fuerza de las mujeres. Y la fuerza la tienen porque dan vida. En un abismo encontré a Lispector, y seguí, seguí leyéndola hasta que tuve que retirar mis posos al borde del abismo con los pies colgando.
Say dice por boca de los mejores.

marcela dijo...

La fotografía no banaliza nada, Arbus, Frank, Goldin, y otros anónimos dicen no mil palabras sino una imagen. Simplemente una imagen. Y hay imágenes que son políglotas.

Paluchax dijo...

La naturaleza tiene las respuestas. Creo que los humanos somos como arboles desraizados, y mi comentario después de leer a Clarice Lispector me hace sonrojar. Es hermoso.
Beso

Say dijo...

Marcela,
yo creo que es así. En fragilidad hay un espacio perceptivo que abre infinitas puertas hacia lo más hondo, intenso, reflexivo. La fragilidad nos da la fuerza del acogimiento, de la comprensión, del respeto hacia los demás seres que nos acompañan en este viaje.

Las mujeres dan vida porque protegen y luchan por la honestidad y por la supervivencia en el mundo.Las mujeres no soportamos la crueldad.

Lispector es sanadora. Describe sus abismos y la forma de poner distancia con ellos. La leemos porque nos cura y nos acompaña.

Un abrazo

Say dijo...

marcela,
la fotografía no banaliza, es otra forma de expresión, de "escritura". En una fotografía se puede encontrar un reflejo del estado espiritual, poético, emocional de un momento de nuestra vida. Con una fotografía podemos decir muchísimo. Arbus, Frank, Goldin...y tantos maravillosos fotógrafos, encontraron en ella su forma de decir, de denunciar, de expresar el mundo de otra manera.

Cuando se banaliza es cuando en una obra sólo hay simulacro y afán de mercantilizar en negocios hipócritas. Cuando se intuye que en el autor y en su obra sólo hay fatuidad.

El arte, ya sabemos, se manipula institucionalmente y se puede convertir en basura manejada y clasista.

Las imágenes forman parte de nuestra percepción sensorial. En nuestra mente continuamente se forman imágenes. La fotografía es otro lenguaje imprescincible.

Un abrazo, marcela

Say dijo...

Paluchax,
yo también creo que en la naturaleza encontramos las respuestas. Encontramos la forma de crecer, de vivir, de transformarnos en otros seres vivos. Y eso nos mejora. Cuando estamos con un perro, somos perro (tú ya sabes de esa preciosa identificación). Cuando estamos con los árboles nos reconocemos en ellos...

Creo que a Lispector le hubiese gustado tu comentario. Ella se adentraba en la naturaleza más esencial de la vida...

Un beso

Stalker dijo...

Say:

entiendo las reservas hacia el cristianismo de Weil, a mí también me pasaba lo mismo. Desde una posición atea es difícil entrar en el reino de la fe y comprender algunos puntos de partida. Y es evidente que por mucho que yo la lea jamás compartiré la fe, algo que no puedo sentir ni entiendo en modo alguno... al menos la fe en una instancia sobrenatural o en un campo trascendental de esa naturaleza...

Sin embargo, en el caso de Simone Weil su religiosidad escapa a todo encorsetamiento dogmático o disciplinario: ataca constantemente a toda forma de iglesia y al adoctrinamiento envilecedor que fomentan las castas sacerdotales, etc.

Su religiosidad es más bien una heterodoxia, casi un misticismo en el que encuentra, precisamente, y por paradójico que pueda resultarnos, su liberación: una fuerza para la subversión y el cuestionamiento permanentes. Por supuesto, muchas veces uno no está de acuerdo con ella, pero eso acaba siendo insignificante al lado de todo lo que nos da, al lado de esa vida tan intensa, lúcida y desgarrada. Weil tiene una pureza que excede a sus posibles mediaciones sobrenaturales. Me conmueve profundamente su misticismo, su entrega, su fe, aunque jamás podré compartirla ni sumarme a ella...

Marcela dice que la fotografía no es un arte de la banalidad y cita a una serie de artistas que han cultivado ese arte. Por supuesto, esos artistas y otros muchos no cultivan la banalidad. ¡Es evidente! Tampoco Say lo hace, y muchas otras personas que la utilizan como un medio para el cultivo de la interioridad o el desplazamiento. Me refería a otra cosa: a la hiperexposición contemporánea a la fotografía, a los miles y miles de fotos anodinas que tomamos por cualquier motivo y que reproducen clichés o motivos no significativos y que llevan a los turistas a correr como locos a los ordenadores para actualizar el facebook con fotos nuevas a cada instante; parece que se viaja no para vivir la experiencia, sino para encorsetarla, fragmentarla, traducirla en multitud de instantáneas, como si el simulacro de lo real fuera más importante que lo real mismo. Y así es como nos negamos al acontecimiento, así negamos la vida. Esa es la fotografía que rechazo: la que niega algo profundo, reproduciendo obsesivamente cada instante, inundándolo de inanidad.

un abrazo fuerte

Say dijo...

Efectivamente, Stalker, es patológica la obsesión por retratar cada instante. Lo de las fotos de los viajes y colgarlas por todas las webs de "amigos", es una neurosis extendida.
Por otra parte, están los que consiguen un cierto renombre por familia o contactos. Tienen siempre a su disposición plataformas institucionales y privadas para satisfacer su ego de artistas. Una tarde fui a una exposición fotográfica de una "artista". El tema era pobreza y mujer. La indignación me invadió al ver la superficialidad, distanciamiento y frivolidad con que mostraba este tema. Así ocurre en muchas ocasiones, pijos y más pijos invadiéndolo todo. Haciendo sus safaris particulares y sus esparcimientos
"artísticos".

Simone Weil, canalizó su hermosísima entrega en ese tipo de fe. Con la experiencia de su vida supo ver que la iglesia es sólo una caterva inmunda de autoritarios, pervertidos, crueles y corruptos hombres de la peor especie. Afortunadamente se quedó sólo en la espiritualidad de esa religión. Aún así es algo que me puede. Cualquier religión me produce rechazo. Quizás, ahora, ella bajaría a una creencia más sencilla, más real, más consustancial a lo que simplemente somos. Seres vivos en un ciclo natural, como cualquier ser vivo que tiene el mismo ciclo natural. El misticismo está ahí. Maillard sí ha bajado y ha comprendido. Lispector también.
Weil, es admirable por su honestísima entrega.

Un fuerte abrazo

Stalker dijo...

Say:

es magnífico lo que dices y no puedo más que adherirme con fuerza y alegría: Lispector y Maillard bajaron al cuerpo y al animal, se instalaron en la desconfianza y cultivaron el "campo de inmanencia", y hablaron de eso que somos: carencia, fractura, margen, eso que nos falta y que se nos insinúa como un don...

"Ojalá pudiéramos vivir en lugar de hablar". "Volver al animal." Esas palabras me conmueven increíblemente, proferidas por quienes ha dedicado su vida a la escritura y el pensamiento y han trazado un largo recorrido interior.

Con Simone Weil ocurre una cosa que la sitúa en una singularidad aún más específica: su muerte temprana. 34 años son muy pocos años (glups: yo aún no los he cumplido y ya 33 me parecen muchos, pero son pocos...). ¿Qué habría ocurrido con esa sensibilidad tan exacerbada de llegar a los 60, 70 u 80 años? Yo creo que se han perdido libros flamígeros, libros-latigazo, y quizá también una evolución imprevisible que nos habría soprendido. Ya en los diarios y artículos que están en Trotta (y que recomiendo con impúdico entusiasmo: "Diarios", "El conocimiento sobrenatural", "Escritos desde Londres", etc.) se adivina una voluntad de auto-contradicción, un pensamiento vivo dispuesto a atentar contra sus propias verdades...

Comparto el rechazo hacia toda forma de religión e incluso de creencia. "Educar en la descreencia" (Maillard otra vez) me parece la única salvación posible en un mundo que genera constantemente constructos espectrales que nos fuerzan a esa entrega, a esa fe de la creencia. Descreer, deconstruir, arrasar, y encontrar luego la extraña ternura que late bajo la vida que no se dice...

[Como nota al margen, no quería dejar de señalar que estos tres vértices del triángulo de las Bermudas dejaron entrar a Oriente en su pensamiento: permitieron la inscripción de Oriente en su cuerpo-escritura-aliento en un movimiento de porosidad y apertura. "A maÇa no escuro", de Lispector, empieza con una cita de las Upanishads, que Weil leyó intensamente, etc, etc. Y esto marca un punto de inflexión interesantísimo frente al pensamiento etnocéntrico, atrincherado en la verdad del logos y la metafísica de la presencia, en la univocidad y en cierta forma de hermeneusis reduccionista; Oriente, en cambio, flexibiliza la trayectoria de estas tres autoras (cada una a su manera), les aporta una vida que el occidente posilustrado niega; el pensamiento refractario a Oriente, a los Orientes, me parece cada vez más pobre y raquítico, y por desgracia está muy extendido ese rechazo o profilaxis...)

otro abrazo

Say dijo...

Simone Weil, sí que hubiera tenido una evolución imprevisible que nos habría sorprendido. Con su muerte temprana dejó sin escribir reflexiones de negación, de rebelión y de nuevos planteamientos. Su lucidez y sensibilidad se rebelarían contra la deriva que ha llevado este sistema de desarrolo aberrante.

Ya tengo entre mis lecturas próximas lo que recomiendas: "los diarios y artículos que están en Trotta (y que recomiendo con impúdico entusiasmo: "Diarios", "El conocimiento sobrenatural", "Escritos desde Londres".

"Educar en la descreencia". A partir de ahí, cuántas vertientes de la realidad y de la vida se pueden descubrir!.

"A maÇa no escuro", de Lispector, empieza con una cita de las Upanishads, que Weil leyó intensamente"

Nāgārjuna, "Todas las cosas condicionadas son un engaño, detrás del engaño sólo existe la luminosidad del vacío", también lo menciona Maillard en "Contra el arte y otras imposturas". Toda su obra está impregnada de las observaciones, enseñanzas y vivencias que Oriente le ofreció. Y supo interiorizar esa otra vida que vive en nosotros.

El hermetismo cultural de Europa y occidente ha contribuido a la destrucción de toda evolución que no sea en un sistema capitalista de competitividades, guerras y enfrentamientos. A fagocitado todo lo que ha encontrado a su paso, cualquier otro tipo de cultura o pensamiento.

Por suerte estas escritoras dicen y expresan sin cortapisas, y de esa forma tan esencial, corpórea y veraz.

Un abrazo