“Entonces se percató con sorpresa de que no era desdichada. La presencia física de Sabina era mucho menos importante de lo que había supuesto. Lo importante era la huella dorada, la huella mágica que había dejado en su vida y que nadie podría quitarle."
Milan Kundera, La Insoportable Levedad del Ser Imagen, Lina Scheynius
10 comentarios:
Oh! Qué bello. No sé por qué me recordó algo de Alan Pauls en El Pasado, pero supongo que es normal, porque se trata del pasado. Y esa huella dorada en el pelo, es imborrable.
El toque del Espíritu, sin él, nada de nada.
bsos
y esa huella tiene un peso invalorable y amorosamente soportable...
¡Qué bonito! me gusta Kundera...
Curiyú,
leí ese libro de Alan Pauls, pero no me llegó a calar mucho. Con Kundera sí...
La huella dorada en el recuerdo de un movimiento, de un gesto...
tula,
sólo así perdura algo para siempre...
emma,
en un viaje a nosotras mismas, encontrar esas huellas y volver cargadas de belleza...
pilar mandl,
Kundera para leer y releer...a mí me encanta.
Saber valorar las huellas doradas, despojarse del dolor.
Edmundo,
encontrar en los recuerdos tesoros vitales. Valorar esas huellas doradas...
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