viernes, 28 de febrero de 2014

les enfants au pain

Willis Ronis, Le petit parisien, parís, 1952

Robert Doisneau

Robert Doisneau


Janine Niépce


Christian Lemaire,Les enfants au pain Rouen, 1956

René Jacques, La Boulangerie, 1950


Elliott Erwitt, Provence, Francia 1955

2 comentarios:

Vanina dijo...

Mi mamá cuenta que cuando tenía 12 o 13 años, mis abuelos todavía no tenían heladera eléctrica. En los días de verano, ella y su hermano menor se subían a una especie de triciclo gigante, que llamaban "tricicleta", su hermano pedaleaba y ella iba parada en el eje de las ruedas traseras. Cada día pedaleaban 5 o 6 manzanas hasta la fábrica de hielo y compraban media barra que cargaban en una bolsa de arpillera, y pedaleaban desenfrenadamente de vuelta a su casa, para que el hielo no se derritiera.
Imagino la estela de gotitas en la vereda. La línea de gotitas en la escalera del zaguán, y mi abuela esperandolos.
Yo no se si los avances tecnológicos han mejorado al mundo o si esa mejora ha impactado en el nivel de alegría de la gente.
Pero en esas calles del barrio de Parque Patricios, al Sur de Buenos Aires, yo imagino a mi mama y a mi tío felices.
Tal vez la simpleza y la lentitud de los días permitía a la gente tomarse un minuto para ser feliz.
Veo tus fotos, y se me aparece mi mama, parada en esa tricicleta.

Un beso Say.


Say dijo...

Vanina,
gracias por esta preciosa historia de los recuerdos de tu madre,

el mundo concentrado en esas calles del barrio de Parque Patricios, al Sur de Buenos Aires,

he visto todo, como si estuviese allí, la "tricicleta", la barra de hielo, tu madre subida en el eje de las ruedas traseras, su hermano pedaleando rápido, rápido y el hielo deshaciéndose dejando las gotitas en la vereda...

yo también imagino a tu mamá y a tu tío felices en el anhelo y la euforia de aquella infancia, tal vez la simpleza y la lentitud de los días permitía a la gente tomarse un minuto para ser feliz,

todos somos una pregunta, y la mejor respuesta parece ser el amor de una conexión entre las cosas,

¿sabes? el fin de semana pasado estuve en casa de mi madre, llegué temprano, y le dije que llevaría el pan recién salido del horno de la panadería que tiene justo al lado, y así podríamos untarlo con mantequilla como ella me lo hacía cuando era niña, así, como dos reinas estábamos la mañana del domingo bebiendo una taza de café recién hecho y comiendo demasiado, con los mofletes llenos, ninguna de las dos decía nada, pero de vez en cuando ella miraba mis ojos y sonreíamos,

después nos pusimos a hablar, últimamente, cada vez que nos vemos, me habla de su infancia, me mostró fotografías, en una de ellas aparece la pastisseria donde de pequeña iba por el pan y en los días especiales a por pasteles,

por eso para mí, también son fotos de memoria y recuerdos de infancia que me recuerdan a ella, ah, las madres...

desde el corazón de mi madre veo la tierra desde otro lugar. cuando estoy con ella luego de vuelta me quedo dormida en el viaje soñando con menos dolor,

un beso Vanina!