Cometa Halley
La señorita Murphy en el primer
grado
escribió su nombre con tiza
en la pizarra y nos dijo
que estaba rugiendo desde las trayectorias de las tormentas
de la Vía Láctea a una velocidad espantosa
y que si se alejaba de su curso
se estrellaría contra la tierra y
no habría escuela mañana.
Un predicador de barba roja de las colinas
con una mirada salvaje en sus ojos
estaba en la plaza pública
en el borde del parque
proclamando que él era el enviado por Dios
para salvar a cada uno de nosotros,
incluso a los niños pequeños.
"Arrepentíos, pecadores!" -gritó,
agitando su cartel escrito a mano.
Durante la cena me sentí triste al pensar
que probablemente era
la última comida que podría compartir
con mi madre y mis hermanas,
pero me sentía tan excitado
que apenas he tocado mi plato.
Así que la madre me regañó
y me envió temprano a mi habitación.
Toda la familia está durmiendo,
excepto yo. Ellas no me han oído
cruzar el pasillo y subir
la escalera hacia el aire fresco de
la noche.
Mírame, padre, en el techo
del edificio de ladrillo rojo,
al pie de Green Street-
que es donde vivimos, ya sabes, en
la planta superior.
Soy el chico de la bata de franela
blanca
tendido en esta cama de grava gruesa
buscando en el cielo estrellado,
esperando el fin del mundo.
Stanley Kunitz, Halley's Comet
Imagen, Alighiero Boetti