lunes, 26 de abril de 2010

Bastó la mirada



"Hubo días en que bastó la mirada, el guiño de un desconocido para que el corazón diera un vuelco y nos salvara del precipicio."

Cesare Pavese

15 comentarios:

Stalker dijo...

Descansar de cara al cielo. Sí.

tula dijo...

Una palabra, una mirada, un gesto...nos puede salvar del horror.
Sabia observación.
un beso.

Tera dijo...

La mirada sostenida.

He pensado en un poema de Tom Clark...



Poema

Como instrumentos musicales
abandonados en el campo
las partes de tu sentimiento

se disponen a conocer una quietud
la pura conversión de tu
vida en arte parece destinada

a no suceder nunca
no te importa
te sientes espiritual y alerta

como debe sentirse el aire
al girar en el cielo azul
sientes que

nunca podrás tocar algo o a alguien
de nuevo
y entonces lo haces


(tr. Jordi Doce)


Abrazos!

NSN dijo...

El desconocido que siempre se presenta en los momentos avisales, y salva, tanto salva...

Stalker dijo...

Creo que blogger se tragó mi comentario.

Me gusta la fotografía y creo intensamente en esa cita.

Una vez salvé a alguien que iba a matarse.

Me duelen aquellos a los que no he podido salvar, que son todos, infinitos. El dolor del desconocido, de quien pasa por allí.

J'ai mal aux autres.

Say dijo...

Stalker,
a veces tenemos que romper la incomunicación que absorbe la vida, cuando lo que llevamos dentro son unos inmensos anhelos de ternura.

Gracias por salvar a esa persona. Hay que arrojarse y vencer el miedo a implicarse con los que sabemos que son tan frágiles como nosotros.

Le monde a faim d'amour

Say dijo...

tula,
somos vulnerables...en esos momentos de oscuridad...esa mirada...

Un beso

Say dijo...

Tera,

esa mirada sostenida realiza el milagro.

Precioso poema.

"como debe sentirse el aire
al girar en el cielo azul
sientes que

nunca podrás tocar algo o a alguien
de nuevo
y entonces lo haces"

Un abrazo

Say dijo...

Nieves,

un desconocido que nunca sabrá que nos ha salvado...

Stalker dijo...

Say:

el caso es que no es suficiente. No basta con lo poco que uno hace. El dolor está ahí, irrestañable. La compasión es el camino (por eso me siento tan cercano a Chantal Maillard, ella que tanto me ha enseñado), pero ¿cómo llegar al otro? ¿Dónde está el otro?

Busquemos, no obstante. Cuidemos...

abrazo

Say dijo...

Stalker,
no es suficiente, es verdad. Somos una soledad densa como una niebla que nunca desaparece. Y somos sobre todo dolor.

"Porque el obstáculo, la corteza que debemos romper es la soledad del ser humano, la nuestra y la de los demás" C.Pavese

Es difícil llegar al otro porque vivimos inmersos en conceptos sociales. Todo queda sepultado por farsas e imposturas que nos alejan.

La conciencia y la compasión son el camino.
Chantal Maillard también para mí ha sido y es fundamental.

No pondrás nombre al fuego

No medirás la llama
con palabras dictadas por la tribu,
no pondrás nombre al fuego,
no medirás su alcance.
Todas las llamas son el mismo fuego.
Mi cuerpo es una antorcha que alumbra los espantos
que la razón construye en sus tinieblas.
Hay que bajar al cuerpo, muy adentro,
tocar el centro ardiente, abrirlo y propagar
el gozo de la lava.
No importa en qué caderas,
en qué pecho resbale,
no importa la estatura, el sexo o la materia
pues todos caminamos sobre la misma pira.
No medirás la llama con palabras que encubren
los viejos sentimientos de los hombres. Chantal Maillard

Lectora dijo...

Muy bonita idea, conmovedora, claro que...en el fondo...esa mirada hasta qué punto es del otro y hasta qué punto es nuestra propia mirada devuelta.

Say dijo...

Sonja,

"nuestra propia mirada devuelta". Sí...porque quizás nos reconocemos en el otro, en la suavidad atormentada de quien lleva dentro algo que le está ardiendo, reconocemos a los que esta vida no les basta y les ha dejado en los márgenes, llenos de esa bohemia repleta de sentimientos, anhelos, espiritualidades tan diferentes... Sentir ese reconocimiento en un desconocido...esa mirada y esa tenue sonrisa que nos devolvemos mutuamente y que nos salva y llena tanto como ese cielo azul.

Stalker dijo...

Say:

deberías haber visto a Chantal en clase. Yo fui su alumno. No había apenas diferencia entre una de sus conferencias y sus clases. Todos los que pasamos por aquellas aulas de filosofía quedamos marcados a fuego, y todo un mundo se abrió, y aún lo sigo explorando. Te habría encantado, intuyo,

abrazos

Say dijo...

Stalker,
en la universidad hay tan poco entusiasmo por el conocimiento que unido a la total falta de implicación por parte de los catedráticos, se ha convertido en un erial descorazonador. La mayoría son funcionarios acomodados. Has tenido mucha suerte por haber sido alumno de Chantal Maillard. Eres un privilegiado. Yo no tuve esa suerte. No encontré a nadie ni remotamente parecido. Menos mal que de vez en cuando puedo asistir a sus conferencias. Y tengo sus libros.
La marca del fuego. El signo de los que buscan, de los que exploran.

Un abrazo