jueves, 31 de octubre de 2013

Oliver Beer

Pavimento de la cocina de Oma, 2008
Baldosas de linóleo 511cm x 350cm
   
"Oma es el nombre como llamaba a mi abuela. Puso el linóleo en 1960 y durante más de cuatro décadas,  sus pies fueron desgastando  gradualmente el dibujo decorativo. A través de los años las marcas aparecieron en la parte delantera del horno, el fregadero, donde se daba la vuelta, delante de la puerta de la nevera, en el lugar donde ella se sentaba a su mesa arrastrando los pies. Como un dibujo hecho a través de cuarenta años, estas partes gastadas describen la mitad de toda una vida de movimiento." 

Oliver Beer

10 comentarios:

shichimi dijo...

gracias por mostrarlo (esto y muchas otras cosas, claro :-)

Say dijo...

gracias a ti, shisimi, por tus palabras,

me encanta compartir lo que me emociona y me toca dentro...

arponauta dijo...

impresiona ese suelo. dice tanto.

Say dijo...

dice muchísimo, arponauta,

para mí son estos aspectos de la biografía, estas cosas tan pequeñas, tan sutiles,

las que quedan como huella grabadas dentro,

Luis González dijo...

Se construye una biografía con objetos como el que nos traes. Yo también tengo en mi mente el suelo de linóleo de muchas casas de la infancia, con el desgaste que marca presencias (y, obviamente, dado que se ve el desgaste) ausencias. Me gusta tu aportación e, imagino, daré vueltas al motivo en la jornada. Gracias.

Say dijo...

Luis,
me fascina todo lo que tiene la huella del desgaste, necesito sentir que, sobre esta cultura alienadora de la felicidad y la apariencia, que intenta borrar todo vestigio de pasado, quedan reductos anárquicos que no olvidan,

como tú, tengo en mi mente los suelos de las casas de mi infancia. nuestra biografía es eso, cada huella que revela la intimidad, lo que hemos amado, gozado y padecido, eso que es nuestra realidad, cargada de ternura o de dolor,

el arte para mí es todo lo que vive en medio de nosotros...eso, minúsculo o grande, da igual, que me produce un atronador latido del corazón...

sobre otros tipos de arte habría tanto que hablar...

un abrazo!

saraharal dijo...

Oma también era el nombre con el que llamaba a mi abuela y durante un tiempo, en su cocina tuvo un suelo similar.

Me he quedado impactada con el efecto de esta imagen..., el suelo viejo, descolorido, desgastado de una cocina colgado de una pared. Ternura...

Sí, ausencia, muchos pasos dados en ese lugar llenos de historia, pasos acompañados de sentimientos, pasos acompañados de otros pasos, de alegrías, preocupaciones..., una vida.
Gracias enormes.

Por cierto Say, hace un mes estuve visitando el dulce hogar de los gnomos, comenzaban ya la recolecta de los frutos de otoño. Me dejaron para ti, una sonrisa y un nuevo abrigo hilvanado de hojas de otoño para este invierno.

Espero que sigas igual que cuando observabas a las hormigas subiendo por la pared.

Say dijo...

es hermoso!

estoy asombrada de las intersecciones de las deidades, confabulando lo fantástico, porque me encanta esta casualidad. que Oma fuera también el nombre con el que llamabas a tu abuela,

imagino aquella cocina de tu infancia, suelos lleno de historia, tantos pasos dados en ese lugar, casas donde hemos vivido, pasos de una vida, lugares a los que regresa la memoria, lugares que nos han marcado, para bien o para mal, donde comenzó la huella que nos hizo lo que somos,


hace un mes estuviste visitando el dulce hogar de los gnomos!!

oh, si les ves de nuevo dales las gracias de mi parte, dáselas con las palabras azules, diles que este abrigo hilvanado de hojas de otoño lo llevaré en el alma, porque este invierno parece que se avecina duro y frío, y me dará calor,


sigo observando a las hormigas, a veces dejo mi cuerpo sobre la tierra, cerca de la pared y se suben por mi pelo, hay algo en ese espacio que me hace pensar como un naturalista lo haría, una convivencia sin prisas, y todo me lleva la sangre a cantar y orar suavizando el corazón y a la calma de ese río turbulento...

Anónimo dijo...

¿dónde viven los gnomos?..
nunca he visto a un pigmeo de tierra, como los llaman.

me han gustado todas las entradas anteriores

Say dijo...

pues los gnomos, los que nosotras conocemos, viven en unas preciosas montañas del norte,

pero el mundo tiene suficientes hermosas montañas y prados, cielos espectaculares y lagos serenos, bosques frondosos, campos y flores y playas de arena. el mar y un montón de estrellas,

los gnomos viven en la mirada. si una mira un poco más de cerca el hermoso mundo, siempre hay gnomos que nos hablan dulcemente y nos hacen apreciar el silencio y los bosques y el canto de los pájaros y la vida, y nos sentimos con los pies descalzos y la suciedad debajo de las uñas como niñas salvajes, y nos ayudan a producir esta resistencia, las promesas de un nuevo amanecer y el atardecer todos los días, cuando no queremos estar en el mundo,

entrecerrando los ojos contra la luz, y si miras el delicado aleteo impalpable, siempre presente del amor y del deseo, tú también los verás,

:)