martes, 17 de enero de 2012

Sala de autopsias


En esos tiempos yo era joven y la fuerza
de diez hombres habitaba mi cuerpo,
para lo que mandaran.
Trabajaba en el hospital en el turno noche
y una de mis responsabilidades
cuando el forense terminaba sus tareas
era la de limpiar la sala de autopsias.
Ellos no tenían horario, algunas veces
terminaban temprano, otras demasiado tarde.
Y para que el personal de limpieza no se aburriera
dejaban objetos olvidados en la mesa de trabajo.
Un pequeño bebé quieto como una piedra
y más frío que la nieve. Un negro corpulento de pelo blanco
con el pecho partido al medio y los órganos vitales
flotando en una bandeja a un costado de su cabeza.
Yo siempre estaba solo, ahí. La manguera derramaba agua.
Las luces colgadas del techo encandilaban.
Una vez dejaron sobre la mesa una pierna,
una pierna de mujer de formas perfectas
y excesiva palidez.
Yo sabía para qué era la pierna,
en ocasiones los había observado.
A pesar de eso me quedé sin respiración.
De madrugada en casa mi mujer
me decía “Dulce, todo va a salir bien. Podemos hacer cambios,
vivir de otra manera”. Pero no es tan fácil.
Ella agarraba mi mano entre las suyas, con fuerza,
yo me reclinaba en el sillón y cerraba los ojos.
Yo pensaba en… cualquier cosa. No sabía en qué.
Yo dejaba que ella llevara mi mano a sus tetas.
Yo abría los ojos y miraba el cielorraso o el piso,
qué importa…
Mis dedos se arrastraban hacia su pierna, tibia y bien formada,
que ante la más suave caricia temblaba y se levantaba delicadamente.
Mi mente estaba confundida y cómo decirlo ¿sacudida?
No pasaba nada. Todo estaba pasando.
La vida era una piedra
que lentamente se iba gastando
y afilando.


Raymond Carver, Sala de autopsias

12 comentarios:

Darío dijo...

Terrible. pienso en mí en ese lugar y un escalofrío me posee.

Say dijo...

Joven,
yo me imagino mezclada con la tierra creciéndome hierba, flores, árboles, y sintiendo el peso de las patas de animales que juegan sobre mí...

sobre el poema, veo cada día vidas extenuadas en trabajos durísimos, donde el cansancio y el hastío imperan,...pero la "mente confundida"...¿sacudida? los dotan con la supervivencia.

“Años de vida con la esperanza de que lo que obtendrá será mejor que lo que tiene. Años de verse y sentirse peor en la esperanza de lo que podría ser mejor”. Chuck Palahniuk

como en los cuentos de Carver. los personajes viven entre esos desfiladeros del vacío existencial, sin ser del todo engullidos por él. Carver decía "pero tengo que creer en los milagros y la posibilidad de la resurrección", por eso siempre sentimos cuando, bajo la superficie, está ocurriendo en cada uno de los personajes esa sensación de ternura infinita, la invisible epifanía, que les ayudarán a seguir...

Tera dijo...

Qué bonito eso que dices de los personajes de Carver... "cuando, bajo la superficie, está ocurriendo... esa sensación de ternura infinita, la invisible epifanía, que les ayudará a seguir..."

Me recordó mucho este poema suyo:

CIERRAS LA PUERTA POR FUERA,
LUEGO TRATAS DE ENTRAR

Muy sencillo. Saliste y cerraste la puerta
sin pensarlo. Y cuando te das cuenta de
lo que has hecho es demasiado tarde.
Si esto suena como la historia de una vida, estupendo.

Llovía. Los vecinos que tenían
una llave no estaban. Intenté y volví a intentar
abrir las ventanas. Miré hacia adentro,
al sofá, las plantas, la mesa
y las sillas, el estéreo.
La taza de café y el cenicero me esperaban
en la mesa de cristal, y mi corazón
iba a ellos. Dije: Hola, amigos,
o algo parecido. Después de todo,
no estaba tan mal.
Peores cosas habían pasado. Ésta
incluso era un tanto divertida. Encontré la escalera.
La cogí y la apoyé contra la casa,
Luego trepé bajo la lluvia a la terraza,
balancéandome sobre la barandilla
y probé la puerta. Que estaba cerrada,
claro. Pero de todos modos miré dentro.
Mi mesa, algunos papeles, y mi silla.
Era por la ventana del otro lado
de la mesa por donde miraba
cuando me sentaba a aquella mesa.
Esto no es como abajo -pensé.
Esto es otra cosa.
Y había algo que mirar, nunca visto,
desde la terraza. Estar allí, dentro, y no estar allí,
ni siquiera pienso en cómo puedo hablar de eso.
Pegué la cara al cristal
y me imaginé allí dentro
sentado a la mesa. Alzando la vista
de mi trabajo de cuando en cuando.
Pensando en otro sitio
y otra época.
En las personas a las que entonces quería.

Me quedé allí durante un momento bajo la lluvia.
Considerándome el más afortunado de los hombres.
Incluso cuando me atravesó una oleada de pena.
Incluso cuando me sentí violentamente avergonzado
por lo que iba a hacer.
Rompí aquella hermosa ventana.
Y entré.

Tera dijo...

Te dejo también un poema del poeta y médico de Lugo, Luis Pimentel... Ternura que traspasa la muerte...

EN EL DEPÓSITO DE CADÁVERES HAY UN NIÑO

Ya se marchó el ministro del Señor
-visita de cumplido-
y su hisopo lleno de rutina.
Tú creías que era un sonajero,
y te quedaste muerto jugando con la lluvia.

El depósito de cadáveres es grande para ti.
Y la negra mesa.
Y tu sombra.
Y el silencio de cemento húmedo.

Tú y yo nos entenderemos eternamente.

Llega hasta aquí una canción herida
que se cae y se levanta.
Viene del misterio de los remansos,
en el río, bajo los chopos,
donde las barcas atadas
vigilan las estrellas que quieren ahogarse.

La ciudad no sabe nada de estas cosas,
y en tu cuerpo aún ha quedado
una luz tenue que alumbra el depósito:
la muerte, que ha untado tus mejillas
de una cosa demasiado seria.

Pero en tus ojos aún existen
diminutos jardines encendidos
por los que jamás anduvieron tus pies,
tu pequeñita sombra.

Estás conmigo,
con las manos cerradas, apretadas,
sin querer soltar ese trocito de silencio
que te llevas de este mundo.



"Tú y yo nos entenderemos eternamente"... Me encanta.

Abrazos grandes.

Luis González dijo...

El texto de Carver.

Nunca revienta la herida ni el temblor provoca sacudida apocalíptica.

Vemos la pierna sobre la mesa y contemplamos su forma, recordando otras semejantes que habitan en cuerpos llenos de vida. sabemos que la pierna cortada ya no es pierna y el lenguaje patina en ella para no llamarla carne, despojo, piltrafa... sentimos la ternura de la forma pero eso no nos concilia. La esperanza se quiebra tanto que la tentación de la conversión está siempre al acecho.

Poco piadoso no tocar la pierna de la esposa que tan receptiva se mostraba al estremecimiento. Es triste limpiar hospitales y salas de autopsias. Es impío no responder al deseo desesperado que conjura los buenos tiempos. Es duro pensar que todo está perdido, que es el amor ya una pierna amputada en la mesa blanca de un hospital.

Saludos y abrazos

Say dijo...

L,
usamos nuestra ternura como dique para que la herida no reviente, el temblor estalla, nos muestra la puerta de la sacudida apocalíptica, quedamos en el filo...

vemos el despojo, el resto, ahí en la mesa, diseccionado, la ternura infinita en los trazos del lenguaje, la línea marcada de la desesperanza en el centro, contemplamos la forma, pensamos en nuestras manos que acarician la pierna, la piel de los muslos que habitan en cuerpos llenos de vida...

pero todo está a punto de quebrarse.

rogamos silenciosamente que no todo esté perdido...

que no sea el amor el que yace amputado sobre la mesa de autopsias.

Un saludo y un fuerte abrazo

çç dijo...

Encantado de atravesar los textos que aquí se desgranan. La situación es terrible, cierto. Los sentimientos se espesan y las travesías se vuelven más feroces. No sabía nada de Carver así que agradecido por tu texto. El poema de Luis Pimentel me ha sobrecogido, he mirado el libro de Simone Weil que descansa en el sofá con mayor ternura.

Un abrazo say.

Say dijo...

Tera,
me gusta mucho el poema de Carver.

"Saliste y cerraste la puerta/sin pensarlo. Y cuando te das cuenta de/lo que has hecho es demasiado tarde"

y sí, suena como la historia de una vida. nos pasamos la vida tratando de entrar de nuevo a la casa buscando nuestro refugio,

“Nuestro viaje interminable e imposible hacia la casa es de hecho nuestro hogar."
David Foster Wallace,

porque la vuelta puede ser interminable, subimos a los tejados, nos empapamos bajo la lluvia, empujamos puertas y ventanas herméticamente cerradas, merodeamos derrotados como animales hambrientos y desesperados buscando cómo entrar...

rompemos muchas ventanas hiriéndonos las manos, unas veces hemos conseguido permaner un rato en el dulce calor, y sentimos ese estremecimiento de loca euforia, otras veces son ventanas blindadas...

Say dijo...

Y el conmovedor poema de Luis Pimentel,

"Llega hasta aquí una canción herida
que se cae y se levanta.
Viene del misterio de los remansos,
en el río, bajo los chopos,
donde las barcas atadas
vigilan las estrellas que quieren ahogarse"

"la ciudad no sabe de estas cosas"

"Tú y yo nos entenderemos eternamente"

Un abrazo grande Tera

Say dijo...

cc Rider,
hubo un tiempo en que leí todos libros de cuentos de Carver. me encanta. en su poesía se encuentra la fuente, el germen de esos relatos.

Simone Weil, es una escritora profundamente honesta, aunque no comparto su mentalidad cristiana, sin embargo su pensamiento es extrapolable a lo que pensaría una conciencia ética, de izquierdas y atea.

Un fuerte abrazo

anamaría hurtado dijo...

Estoy sobrecogida por el poema de Craver, por los comentarios, por tus palabras, por los poemas que trajo Tera, ha sido toda una convocatoria. Me parece que el poema funciona como un oficiante , induce a esta epifanía que nos sobrecoge. La sala de autopsia es nuestra vida, ¡¡¡lo que puede llegar a ser nuestra vida !!!
esa desolación de días turbios que huelen a sangre disecada, siempre los despojos, los pequeños cadáveres siniestros que vamos dejando si vivimos de muerte y no de vida , si en lugar de derramar la sangre, ya perdida, exhausta, la bebemos con ansia, voraces, deseosos. esas puertas cerradas del poema, eso que vemos por fuera , con la cara pegada a los cristales, la vida en la mesa de disección, espantando las moscas que pululan..

"que no sea el amor el que yace amputado sobre la mesa de autopsias." dices, y me conmueves, el dulce contorno del amor amputado, así lo veo, aquellos que se desprenden de lo esencial y lo abandonan quedan como el hombre del poema, sintiendo que la vida es una piedra que se va gastando. El poema interpela con fuerza a adentrarse en la vida, a tomarla para si con todos sus miembros y entrañas, a tragarse las vísceras, a hundirse en el amor musgo bosque animal vivo y tembloroso

fuerte abrazo
anamaría

Say dijo...

ana,
poemas que remueven todas las células de nuestro cuerpo y nuestro pensamiento, hablamos con el poema, desde la ternura, desde el sonido de la vida que nos impulsa, vida que tenemos delante, comprendemos cada palabra-gesto-movimiento que describe Carver,

la desolación a nuestro alrededor, trozos heridos que somos, pero el infinito temblor dentro no cesa, queremos escuchar el divino rumor del amor en nuestras vidas, y bajo la extenuación podemos oir ese latido.

por eso Carver, siempre reparaba en alguna brizna brillante entrando en el alma, esa gran sensación que nos inunda de vida. esas hermosas epifanías.

Dejo otro poema de Carver precioso

Donde El Agua Se Une a Otras Aguas

Me fascinan los arroyos y la música que crean.
Y las corrientes, entre prados y cañas, antes
de tener oportunidad de convertirse en arroyos.
Me fascinan sobre todo
por su sigilo.¡Casi olvidaba
decir algo de las fuentes!
¿Hay algo más hermoso que un manantial?
Pero también me encantan las grandes corrientes.
Las bocas abiertas de los ríos cuando se unen al mar.
Los lugares donde el agua se une
a otras aguas. ¡Conservo esos lugares
en mi mente como si fueran sagrados!
Me gustan como a otros les gustan los caballos
o las mujeres atractivas. Me pasa una cosa
con esa agua fría y veloz.
Sólo con mirarla se me acelera la sangre
y se me eriza la piel. Podría sentarme
a mirar estos ríos durante horas.
Ninguno es igual.
Hoy tengo 45 años.
¿Me creería alguien si le dijera
que una vez tuve 35?
¡Mi corazón seco y vacío a los 35 años!
Tuvieron que pasar cinco años
antes de que empezara a latir de nuevo.
Me tomaré todo el tiempo que quiera esta tarde
antes de dejar mi sitio en la orilla del río.
Me gustan, me encantan los ríos.
Me encantan desde su fuente.
Me encanta todo lo que crece en mí.

Un fuerte abrazo anamaría

P.D me encanta todo lo que crece en ti :)