miércoles, 29 de septiembre de 2010

La huella dorada


“Entonces se percató con sorpresa de que no era desdichada. La presencia física de Sabina era mucho menos importante de lo que había supuesto. Lo importante era la huella dorada, la huella mágica que había dejado en su vida y que nadie podría quitarle."

Milan Kundera, La Insoportable Levedad del Ser

Imagen, Lina Scheynius

10 comentarios:

Darío dijo...

Oh! Qué bello. No sé por qué me recordó algo de Alan Pauls en El Pasado, pero supongo que es normal, porque se trata del pasado. Y esa huella dorada en el pelo, es imborrable.

tula dijo...

El toque del Espíritu, sin él, nada de nada.
bsos

EG dijo...

y esa huella tiene un peso invalorable y amorosamente soportable...

Pilar Mandl dijo...

¡Qué bonito! me gusta Kundera...

Say dijo...

Curiyú,
leí ese libro de Alan Pauls, pero no me llegó a calar mucho. Con Kundera sí...

La huella dorada en el recuerdo de un movimiento, de un gesto...

Say dijo...

tula,
sólo así perdura algo para siempre...

Say dijo...

emma,
en un viaje a nosotras mismas, encontrar esas huellas y volver cargadas de belleza...

Say dijo...

pilar mandl,
Kundera para leer y releer...a mí me encanta.

Edmundo dijo...

Saber valorar las huellas doradas, despojarse del dolor.

Say dijo...

Edmundo,
encontrar en los recuerdos tesoros vitales. Valorar esas huellas doradas...